Por cortesía de Maite García Córdoba
Tu semblante se asemeja
al canto de los nenúfares.
En esa quietud embelesada
de luna blanca.
Tu manto de amapolas se escucha,
y se desliza la túnica del amor.
En un presagio de felicidad
que tú ya sabrías que vendría.
¿O acaso no meces tus cabellos
deseando que acerque mi mano a tu atuendo?
El de tu piel musa.
El de tu piel poderosa.
El de tu piel que susurra.
Que soy yo el alba que esperas
acallando deseos.
Con mi aroma en tu aroma.
Con la luna en nuestras manos.
Asomados al jardín de los cerezos.