Arriba, en el firmamento, la estrella se consumía en la oscura pena. Su luz apagada, extinta, por consecuencia de una enorme tristeza. Su fulgor había desaparecido, por el negro pesar engullido. ¿Dónde quedaba su brillo? ¿Dónde, su halo amarillo? Un alma azul y pura acudió a su rescate. «No temas, estrella», habló con verbo sereno,Sigue leyendo «Flor de la Estrella»